jueves, 25 de junio de 2015

EL INGENIO DE LOS COCHEROS

Desde la primera vez que la vi me llamó poderosamente la atención y excitó mi curiosidad.

Me refiero a la cerveza Kwak y, sobre todo, a su muy especial vaso cuya forma y, sobre todo, su soporte, me parecieron sumamente curiosos por no decir espectaculares.

Se trata de una cerveza belga, ale, fuerte. de un color oscuro y 8,4% de alcohol proporcionados por su doble fermentación. Su elegante aroma y característico paladar la sitúan en un puesto importante entre las cervezas más apreciadas.

Su principal característica, aparte de sus condiciones organolépticas de sabor, color, aroma, tipo de espuma, etc. se centra en un vaso alargado y de fondo redondeado de muy singular forma y que, precisamente por su perfil, requiere un sistema de apoyo también sumamente original que, naturalmente, excitó mi curiosidad incitándome a realizar las averiguaciones necesarias para poder conocer su origen del que no existe una historia documentada pero que si cuenta con numerosas leyendas coincidentes en lo sustancial y datadas, todas ellas en el año 1791 que fue la fecha en que se inició su fabricación.

Justifican los comentaristas la especial forma de vaso y soporte en la afición a la cerveza que era común en la Bélgica flamenca y en la costumbre de su consumo en todos los niveles de la sociedad. 

En tales circunstancias había un importante y numeroso grupo humanos que tenía dificultades para dar satisfacción a su afición: los correos, que realizaban su labor en carromatos, y los cocheros y carreteros que servían los medios de transporte en aquellos tiempos en los que todavía no existía el AVE ni nada parecido. El problema que se planteaba era que los correos, en muchas ocasiones se veían privados de entrar en las tabernas porque no podían dejar sin custodia las alforjas o sacas en las que transportaban el correo u otras pertenencias. Tampoco podían los cocheros y aurigas disponer de cerveza para mitigar las ardientes jornadas de viaje porque el traqueteo de los vehículos hacían imposible la estabilidad de botellas o jarras que contuvieran el deseado líquido.

Por todas estas circunstancias el cervecero Pauwel Kwak ideo un sistema de vaso y soporte de madera que, atornillado al pescante de los carruajes, permitió que los cocheros tuviesen a mano la posibilidad de echar un trago que mitigase las fatigas del viaje y aclarase la garganta del polvo 
que se producía durante el trayecto.

Y luego viene lo del nombre que, pese a parece demostrado que solo quiso recordar el nombre de su creador, hay quienes lo atribuyen a la especial forma del vaso que, cuando el líquido pasa la parte estrecha, la burbuja de aire que viene a ocupar la zona esférica produce un sonido de "cuac" que, para los que desconocían el apellido de su fabricante, cosa muy habitual, por otra  parte,
bien podía denominar a una cerveza muy peculiar, apreciada y, sobre todo, adaptada a unos tiempos y unos profesionales que bien merecían el esfuerzo de pensar en la manera de mitigar la sed provocada por sus duras jornadas de tránsito por unos caminos polvorientos y llenos da baches.

Hasta aquí el comentario de una cerveza muy peculiar y, al mismo tiempo, muy agradable para acompañar comidas fuertes como los asados de carne o las empanadas con relleno consistente, quesos añejos o embutidos bien curados, como indica, por si misma la graduación ligeramente superior a la de las cervezas de consumo más habitual.

¡Salud y buenas birras!

No hay comentarios:

Publicar un comentario