miércoles, 29 de julio de 2015

LA CERVEZA Y LAS FALDAS

     Valga la siguiente página de mi blog para traer a colación algo que siempre he comentado en charlas, reuniones o conferencias y que pone de manifiesto la estrecha relación que han guardado, desde siempre, la cerveza y las faldas.

     Las faldas de las mujeres y las de los hábitos monacales.

     He de confesar que no dispongo de datos fiables en relación con las mujeres y la fabricación de cerveza en los lugares comúnmente definidos como sus originarios como Sumeria o Elam pero si tengo la convicción, aunque con escasas confirmaciones con valor científico, de que la cerveza es muy anterior a esta convicción generalizada y que, sin embargo, su origen se remonta, ¡nada menos! que al Paleolítico o, al menos al Neolítico.
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     El razonamiento es bastante lógico y cuenta con algunos datos confirmados como los aportados por el arqueólogo de la cerveza Patrick McGovern "La receta para la cerveza Jiahu fue encontrada en una sepultura neolítica en China."  u otros como son fragmentos de vasijas e incluso de cráneos en los que aparecen restos de algo que muy pudiera ser la cerveza más primitiva del mundo y que habría sido elaborada, inconscientemente en principio, por las mujeres, encargadas de la recolección de los cereales salvajes existentes, mientras los hombres cazaban,  para cuya conservación, ante la germinación casi inmediata que se producía inutilizándolos para el consumo, los inundaba en agua con lo se llegaba a una fermentación que sería lo más parecido a una cerveza espesa muy similar al conocido como pan de cerveza de épocas posteriores o a la cerveza más basta de la consumida en el Antiguo Egipto. Un primer caso de relación de las mujeres y la cerveza que fue muy apreciado, sin duda, en fiestas tribales o familiares o en ritos religiosos o funerarios.

Añadir leyenda
     En el antiguo Egipto existen numerosos testimonios, incluso escritos aparecidos en inscripciones de tumbas, de la importancia de la mujer en la producción de una cerveza sin la cual es muy posible que hoy no existiera una maravilla como las tan admiradas pirámides de Egipto en cuya construcción se utilizaba la cerveza como salario y como alimento según nos describe este fragmento de texto: "Las raciones diarias, los salarios del antiguo Egipto, se pagaban con cerveza. Se les daba un recibo que decía, has ganado 50 jarras de cerveza, era como una tarjeta de crédito para los egipcios, la cerveza, era dinero. Todo el mundo tenía derecho a cinco hogazas de pan y dos vasos de cerveza al día. La tasa corriente para un constructor de pirámides, era de 4 litros de cerveza por día."

     Muchos más testimonios se podrían aportar pero hablando de mujeres lo que nos importaría sería este otro fragmento en el que se las menciona como protagonistas; "Las mujeres se encargaban de las tareas domésticas, así como de la comida y la cerveza era una parte de ella, por lo que en general, eran ellas las que se encargaban de elaborar la cerveza." De lo que se deduce que sin su trabajo como cerveceras no existirían tan apreciados monumentos.

     También existen evidencias mas que probadas de que mujeres cerveceras acompañaban a los ejércitos del Faraón para irles suministrando cerveza en sus jornadas bélicas y agotadoras marchas bajo un sol agobiante.

     La otra relación de las faldas y la cerveza nos llega de la mano de la aparición de esta bebida, llegada desde países más orientales, hasta el centro de Europa donde los monasterios, aficionados, desde siempre, a la destilación de diversos licores, encuentran en la cerveza un producto barato, dadas  las grandes extensiones de cereales de que disponían, con propiedades refrescantes, hidratantes y, sobre todo alimenticias con el sobrellevar mejor los rigores de las dietas cuaresmales y con el que socorrer a los numerosos peregrinos que acudían a sus puerta mendigando alimento y a los que socorrían con un litro de cerveza que les permitía afrontar su siguiente etapa.

     Numerosas cervezas, especialmente belgas u holandesas, todavía hoy mantienen su origen y, aunque pasadas la mayoría a manos ajenas a las órdenes monacales originarias, se ven obligadas, por contrato, a mantener las fórmulas y métodos de fabricación establecidos originariamente por los frailes como ocurre con las magnificas cervezas trapenses o con algunas de las más populares cervezas de trigo alemanas.

     Una relación, como vemos, entre faldas y cerveza que hoy se ve afianzada por la creciente afición de las mujeres por esta bebida al universalizarse su consumo merced a la popularización de sus excelentes virtudes como bebida saludable y salutífera.










lunes, 13 de julio de 2015

EL CUARTO VASO CURIOSO

     ...Y van cuatro.
     Es que hay muchas, muchísimas formas de vasos, copas y jarras de cerveza. Unas para tomar cervezas muy espumosas, otras para las más sobrias, algunas conservando tradiciones y muchas de ellas siguiendo modas de los lugares donde se elaboran las cervezas cuyas marcas lucen en bonitos dibujos, historiadas leyendas o escudos característicos.

La celebre copa para beber cerveza
     Ya he traído a este blog varias entradas con las fotos, la historia o las leyendas que identifican su origen.

      Por ahí andan mis comentarios sobre la de forma de cuerno con la que se degusta La Corne, la redondeada por abajo de la Kwak o la puntiaguda de las tabernas holandesas que provocaban la repetición de los bebedores. Solo tenéis que mirar en el índice de las entradas del blog para encontrarlas y conocerlas.

     Hoy traigo a colación una copa de forma curiosa y de historial mas que reconocido aunque dotada de diversas leyendas que no siempre coinciden en los detalles aunque si derivan de un explicación común conservada a lo largo de los años.

     Se le atribuye desde hace muchos años un origen castrense, militar, aunque más exactamente bélico, guerrero, con olor a trinchera y sabor descanso y a victoria.

     La bota de cerveza es un vaso de vidrio de muy diferentes capacidades que, actualmente, se elabora, que yo sepa, en medidas de 1/3, 1/2, 1  y 2 litros de capacidad aunque he visto referencias a la existencia de las de litro y medio. Yo solo dispongo de un par de ellas con el significativo escudo de Munich.

     Este curioso recipiente para cerveza, de forma simpática, cómodo de agarrar y en el que hay que beber con cuidado porque al pasar el líquido por la zona del tobillo puede dar origen a una burbuja, como en la de Kwak que puede remojar al bebedor se ha convertido en elemento insustituible de los estantes de los mejores comercios donde se vende cerveza o cualquier objeto con ella relacionado.

     Se dice que esta copa, suele usarse en fiestas, para juegos protagonizados por bebida o simplemente como decoración aunque también es habitual encontrar estas copas en las ferias de cerveza,  conocidas como Oktoberfest, tan habituales en Alemania y entre las que destacan las de Munich y Stuttgart por su impresionante montaje y multitudinaria asistencia de público y organización de actividades de diversión, aunque esta calificación puede estar influenciada por el hecho de que al ser las dos a las que he tenido la oportunidad de asistir son, lógicamente, las que me han causado una imborrable impresión.

     Nos cuenta una leyenda que durante la Primera Guerra Mundial, los soldados alemanes tomaron la costumbre de beber la rica cerveza en grupo, pasándose una bota de uniforme llena, pues no tenían vasos en la que escanciarla.

     Quizás por esta costumbre, con el tiempo, se asoció el beber de la bota con atraer la buena suerte, o al menos, brindar por ella en forma de victoria.Todavía en algunas fiestas en Alemania, Austria y países cercanos, suele darse una bota de cerveza como premio en algunos concursos populares.

Las cuatro copas más curiosas
     Según otra leyenda este llamativo envase de cerveza tiene una historia respecto a su origen: que se remonta a más de un siglo en que un general prusiano enfrentado a una difícil batalla, prometió a su tropa que si luchaban y triunfaban podrían beber cerveza de su bota. Cuando los soldados resultaron victoriosos, el general los sorprendió con algo mejor, había mandado a hacer un vaso especial con la forma de su bota, de modo que los hombres no tuvieran que beber de las que habían calzado durante la batalla que, naturalmente, al aroma de la rubia espumosa añadiría los nada gratos efluvios del sudor fruto del esfuerzo realizado.

     Una bonita copa, dotada de una no menos bonita tradición e historia, que, como es lógico, yo no podía renunciar a tenerla junto a las más curiosas de mi colección aunque sea la de un tamaño moderado para no incitar a cualquier amigo que venga a casa intentar emular a los soldados victoriosos de la gesta teutona.

Salud y buena birra.