miércoles, 18 de febrero de 2015

EL PORQUÉ DE MI AFICIÓN

EL PORQUE DE MI AFICIÓN A LA CERVEZA

La historia comenzó hace un montón de años cuando yo, como colaborador de la revista de turismo SPIC cumplía el encargo de realizar en cada uno de los números mensuales una sección que se titulaba "En torno a la bodega" donde comentaba y criticaba bebidas, especialmente vinos y aguardientes que era, en aquella época, lo que yo más conocía y en lo que más impuesto me encontraba gracias a mis continuos contactos con bodegas y expertos de los aprendí cosas suficientes como para llenar mi página todos los meses.
En uno de esos periodos me surgió la oportunidad de realizar un viaje a Cuba, a donde me habían invitado varias veces sin que, por unas u otras razones, hubiera aceptado nunca la invitación,
Instalado en el avión de Cubana de Aviación en el que realizada el traslado, fui invitado a tomar algo y, cuando intenté consumir algún vino me dijeron que el único que tenían era un vino búlgaro de marca desconocida por mí y de un sospechoso aroma que no me apetecía acostumbrado como estaba, a los ricos caldos españoles de Rioja, Ribera del Duero, etc. etc.
Al verme poco animado a aceptar la invitación, la azafata, tan amable como guapa, me sugirió una cerveza cubana que acepté de inmediato con curiosidad sirviéndome una "Clara" que me satisfizo plenamente sería por la sed que había acumulado en el largo viaje.
La azafata, solícita, vino a preguntarme que me había parecido y al comentarle mi satisfacción me ofreció otra, de marca diferente y que dijo era de mejor calidad, trayéndome, de inmediato, una Hatuey, marca con la que conectaría muchas otras veces durante mi viaje.

Más sabrosa, efectivamente fue esta segunda degustación que repetí varias veces durante el largo trayecto que incluía una escala para repostaje en tierras canadienses a causa de los problemas que causaba el boicot declarado por los EE.UU.
Llegado a La Habana y en manos ya de mis anfitriones, los responsables de turismo que me habían invitado y algún periodista conocido de antiguo, empecé a enterarme de como estaba el tema de las bebidas no licorosas en la isla donde, al no haber plantaciones de uva, no se producían vinos teniendo que surtirse de los vinos búlgaros, comercializados dentro del área de influencia soviética, y un solo vino español: el Sangre de Toro de las bodegas Torres pero sin embargo producían variadas y ricas cervezas, creo recordar que dieciocho, que me dedique a ir conociendo prestando especial atención a la Cristal,
la Bucanero
y otras muchas marcas de las que lamento no recordar todos los nombres ni características pero algunas de las cuales traigo a este comentario.


de la que sí me acuerdo, y mucho, es de una cerveza que por aquel entonces se fabricaba en Santiago de Cuba, en el Oriente de la isla, que se llamaba "Cabeza de Lobo" y que temía la friolera de dieciocho grados.
¡Lástima que dejara de fabricarse! aunque ahora he visto en la web de algún almacenista o distribuidor de cervezas que se sigue fabricando una negra, también de elevada graduación aunque no he podido saber si sigue fabricándose en Santiago o si se elabora en la fábrica de La Tropical, a juzgar por su etiqueta.


Resultado de este feliz viaje y de mi experiencia cervecera que ampliaba la escasísima de haber tomado, muy de tarde en tarde, una cañita, fue que cuando regresé y tuve que enfrentarle a la página del artículo mensual de "En torno a la Bodega", al no tener un tema vinícola mas cercano a que referirme, como era natural tuve que escribirlo sobre las cervezas cubanas, tema que ha constituido, posteriormente, el protagonismo principal de mis trabajos sobre bebidas a lo largo de muchos años.
A partir de ahí y dada la grata sorpresa que me supuso descubrir una bebida de grato paladar, altamente refrescante, buena como aperitivo y de tanta variedad en sabores, colores, aromas, texturas y características como los propios vinos, ni que decir tiene que dedique la mayor parte de mis esfuerzos a documentarme sobre las cervezas, conocer el mayor número de ellas posible, estudiarla e incluso enseñar en distintos foros los conocimientos que había adquirido.
Y viajando, viajando, también he tenido la oportunidad de conocer y visitar muchas fábricas de cerveza en diferentes países de las que ya comentare cosas en otro momento.
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P.S./ No quiero abandonar este blog sin comentar que, a pesar de lo dicho de los vinos en Cuba, también encontré un día, en un almuerzo al que fui invitado por el alcalde Santiago de Cuba, botellas de Marqués de Cáceres que pedí que fuera el vino de la comida y que le valió una bronca al capitán (apelativo del maitre/sumiller en Cuba) por parte del alcalde por no haberle dicho nunca que tenían un vino tan excelente a disposición de los clientes.

  

  


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