Las faldas de las mujeres y las de los hábitos monacales.
He de confesar que no dispongo de datos fiables en relación con las mujeres y la fabricación de cerveza en los lugares comúnmente definidos como sus originarios como Sumeria o Elam pero si tengo la convicción, aunque con escasas confirmaciones con valor científico, de que la cerveza es muy anterior a esta convicción generalizada y que, sin embargo, su origen se remonta, ¡nada menos! que al Paleolítico o, al menos al Neolítico.
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El razonamiento es bastante lógico y cuenta con algunos datos confirmados como los aportados por el arqueólogo de la cerveza Patrick McGovern "La receta para la cerveza Jiahu fue encontrada en una sepultura neolítica en China." u otros como son fragmentos de vasijas e incluso de cráneos en los que aparecen restos de algo que muy pudiera ser la cerveza más primitiva del mundo y que habría sido elaborada, inconscientemente en principio, por las mujeres, encargadas de la recolección de los cereales salvajes existentes, mientras los hombres cazaban, para cuya conservación, ante la germinación casi inmediata que se producía inutilizándolos para el consumo, los inundaba en agua con lo se llegaba a una fermentación que sería lo más parecido a una cerveza espesa muy similar al conocido como pan de cerveza de épocas posteriores o a la cerveza más basta de la consumida en el Antiguo Egipto. Un primer caso de relación de las mujeres y la cerveza que fue muy apreciado, sin duda, en fiestas tribales o familiares o en ritos religiosos o funerarios.
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Muchos más testimonios se podrían aportar pero hablando de mujeres lo que nos importaría sería este otro fragmento en el que se las menciona como protagonistas; "Las mujeres se encargaban de las tareas domésticas, así como de la comida y la cerveza era una parte de ella, por lo que en general, eran ellas las que se encargaban de elaborar la cerveza." De lo que se deduce que sin su trabajo como cerveceras no existirían tan apreciados monumentos.
También existen evidencias mas que probadas de que mujeres cerveceras acompañaban a los ejércitos del Faraón para irles suministrando cerveza en sus jornadas bélicas y agotadoras marchas bajo un sol agobiante.
La otra relación de las faldas y la cerveza nos llega de la mano de la aparición de esta bebida, llegada desde países más orientales, hasta el centro de Europa donde los monasterios, aficionados, desde siempre, a la destilación de diversos licores, encuentran en la cerveza un producto barato, dadas las grandes extensiones de cereales de que disponían, con propiedades refrescantes, hidratantes y, sobre todo alimenticias con el sobrellevar mejor los rigores de las dietas cuaresmales y con el que socorrer a los numerosos peregrinos que acudían a sus puerta mendigando alimento y a los que socorrían con un litro de cerveza que les permitía afrontar su siguiente etapa.
Numerosas cervezas, especialmente belgas u holandesas, todavía hoy mantienen su origen y, aunque pasadas la mayoría a manos ajenas a las órdenes monacales originarias, se ven obligadas, por contrato, a mantener las fórmulas y métodos de fabricación establecidos originariamente por los frailes como ocurre con las magnificas cervezas trapenses o con algunas de las más populares cervezas de trigo alemanas.
Una relación, como vemos, entre faldas y cerveza que hoy se ve afianzada por la creciente afición de las mujeres por esta bebida al universalizarse su consumo merced a la popularización de sus excelentes virtudes como bebida saludable y salutífera.
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