Desde tiempos ya remotos, cuando en algunas revistas tenía encomendada la sección que trataba de vinos y bebidas, antes de centrarme con mayor asiduidad en las cervezas, he manifestado mi opinión personal de desconfianza respecto a los concursos de vinos y a los premios que se blasonan como certificados indiscutibles de calidad.Sin pararme a dilucidar cuales son honestos (los menos) y cuales son meros escaparates en los que figuran las bodegas en función de su "paso por taquilla" (los más, a mi juicio) tengo que justificar mi aversión en hechos muy concretos como son: en primer lugar, la limitada presencia de caldos diversos y de diferentes regiones que no justifica, en modo alguno, la calificación de "el mejor de España" u otros similares
Por otra parte, la composición de muchos de los jurados con presencia más condicionada por interesas políticos o comerciales que por verdaderos entendidos o enólogos y sumilleres profesionales de reconocido prestigio.
En tales circunstancias nos hallamos frente a una colección casi infinita de medallas de oro y de plata que, en realidad, solo sirven para orlar las etiquetas de vinos que, muchas veces defraudan los paladares más afinados por no hallarse a la altura real de tan lustroso medallero.¿Como podemos tener una información más acertada, entonces?
Yo me atrevería a aconsejarse que, sobre todo, mediante la valoración más precisa y personal de todas que es el propio paladar y gusto del consumidor que, a veces, concede el trofeo de oro a un vino que nunca ha sido valorado en un certamen o que ha pasado inadvertido a los más renombrados catadores cuya opinión se difunde en comentario y espacios publicitarios.
Pero, junto a este primitivo e inequívoco sistema de calificación, lo aconsejable es la utilización de las muchas guías puesta a la venta en las librerías o las publicadas en diversos espacios de Internet.
Cientos de estos libros y webs nos permiten conocer, cuando menos, el origen y características de un porcentaje muy elevado de los vinos en el mercado con especificación de los tipos de uva, características de los viñedos, graduación de intensidad de color, acidez o aroma, cosecha y su calificación y otros muchos datos aportados tanto por los productores de los vinos como por los expertos que han tomado parte de las diferentes fases de su cosecha, elaboración y cata.
En España existen numerosas guías que, aun contando con las diferencias de credibilidad de cualquier publicación, sirven como ayuda al consumidor para poder formarse un juicio previo de qué calidades o características encierra cada una de las variedades y caldos.
Por mencionar algunas me permito referenciar en este blog algunas como las de Peñín, Gourmeys, Parker, Proensa, Repsol, Sevi, Intervinos, Cotidiano, Wine up, guías de zonas o regiones como las de Cataluña, Rioja o Andalucía (Jerez), las de periódicos como El País. ABC, y hasta una de 'Vinos baratos'. Junto a la extensa colección e la que el anterior párrafo es solo una pequeña muestra, existen toda una casi infinita biblioteca de guías de vinos de Estados Unidos, Italia, Argentina, Chile Francia... y así hasta la relación de casi todos los países capaces de cultivar un viñedo y poner un vino en el mercado.


